La carpa, un pescado de carne blanca y magra, es el ingrediente principal de este original platillo.
Todo el año. La fiesta patronal es el 6 de agosto.
El Parque Ecoturístico Tiacaque, a una media hora de Jocotitlán, abre de lunes a domingo, las 24 horas. Es perfecto para pasar un día de campo o todo un fin de semana sin tener que salir del área protegida. Considera que el día puede ser cálido pero la noche, fría.
- En el restaurante del parque preparan alimentos con ingredientes endémicos de la región, en especial las carpas a la barbacoa y los charales al mojo de ajo.
- El parque cuenta con asadores al aire libre para que armes tu carne asada.
- Don Toro Joco (Constituyentes 9, Centro. L-D 9 a 22 h. T 712 260 3383), en el centro de Jocotitlán, sirve cortes de carne.
- Rancho Seco (sobre el Boulevard Emilio Chuayffet, carretera Jocotitlán. L-D 9 a 18 h. T 712 123 0462. FB. @Restaurante.RanchoSeco) sirve comida casera.
- La experiencia en el Parque Ecoturístico Tiacaque es redonda. Hay cabañas de dos y tres recámaras, completamente equipadas o si lo prefieres, también puedes acampar.
- Las Cabañas Mavoro ofrece la opción de glamping (Carretera libre Toluca- Atlacomulco km 45, Jocotitlán. WA 712 343 9892, IG @lascabanasmavoro)
Considérate una persona afortunada mientras caminas en un día soleado por los amplios jardines del Parque Ecoturístico Tiacaque. La inmensa laguna enmarca el paisaje por un lado y el cielo despejado te deja vislumbrar la montaña que rodea a este rincón de Jocotitlán. Esta es un Área Natural Protegida y administrada por la comunidad mazahua de la zona desde hace 20 años; son 60 ejidatarios quienes mantienen este ecosistema en las mejores condiciones posibles para que puedas disfrutar de lo que la naturaleza ofrece.
Te envuelve un rico olor a leña. Algo se está cocinando a las brasas: la barbacoa de carpa, un plato único y típico de Tiacaque. La carpa, un pescado de carne blanca, tierna y magra, se rellena con ensalada de nopales, cebolla, chiles y hierbas de olor; luego se envuelve en pencas de maguey y se cocina a fuego lento durante más de dos horas en una parrilla al aire libre. La carne se deshace al tocarla. Comerla, en un taco con salsa y unas gotitas de limón, es uno de los más grandes placeres de esta experiencia. Sobre todo porque este manjar está hecho con una carpa fresca, recién pescada de la laguna.
He aquí la fortuna de estar en este lugar: además de ser un sitio hermoso, es uno de los centros acuícolas más importantes del país, principalmente por su producción de trucha y de carpa. Los ejidatarios se encargan de que la laguna siempre esté limpia y abastecida de alimento suficiente para que nunca falten pescados buenos, nutritivos y deliciosos.
También hay charales blancos que Fabiana Mateo, una de las cocineras del parque, prepara doraditos al mojo de ajo, truchas al gusto –al ajillo, fritas, empapeladas– y otros platillos tradicionales mexiquenses.


Después de comer, puedes remar en la laguna, ir en kayak, andar en bicicleta, tirarte de la tirolesa o dar una larga caminata por el bosque. Lo que sea que decidas hacer, recuerda lo más importante de esta experiencia: cuidar el ecosistema –no tirar basura, no hacer fogatas y generar un bajo impacto ambiental–. Respetar el entorno y el trabajo de quienes resguardan este tesoro es la mejor manera de vivir al máximo tu visita.