Es escenario de una de las migraciones más maravillosas de la naturaleza y un privilegio que nos compromete con su preservación.
La temporada para ver mariposas es de noviembre a marzo; al ser animales migratorios, su estadía en nuestro país es temporal.
Visitar el santuario de Piedra Herrada (Carretera Los Saucos-Toluca, Temascaltepec. L-D 9 a 16 h). Puedes hacerlo por tu cuenta o con Outward Bound México (Calle del Salitre 107, Santa María Ahuacatlán, Valle de Bravo, IG @Outwardboundmex)
- En el santuario hay antojitos y pequeñas misceláneas
- Café del Huerto en Rancho Avándaro (Carretera San Francisco de los Ranchos km 24, Valle de Bravo. J 15 a 23 h, V-S 8:30 a 23 h, D 8:30 a 17 h, T 722 557 8815, IG @café_del_huerto)
- Cabañas El Estribo (Camino Santa Teresa km 1.8, La Laguna el Pedregal, Valle de Bravo, WA 55 1018 3043, www.cabanaselestreibo.com.mx) es lo más cercano al santuario y una buena opción para seguir disfrutando del bosque.
- Si quieres llegar hasta la parte más alta del santuario, considera que el esfuerzo es de medio a alto. También puedes subir a caballo. Por la temporada suele hacer frío, lleva zapatos cómodos para caminar y un buen suéter o chamarra.
- Las mariposas despiertan con el calor del sol y si el día está frío o nublado, difícilmente estarán activas. Verifica las condiciones climatológicas antes de viajar.
- Para que las mariposas regresen año con año es indispensable cuidarlas y respetarlas. No debes tocarlas, tampoco recoger las mariposas muertas como recuerdo; camina en silencio, pues el ruido las perturba.
En la parte más alta del cerro, los oyameles miden hasta 50 metros de altura. Es invierno, el sol no ha salido y las ramas lucen cargadas de mariposas, una junto a otra, con sus alitas plegadas. Buscan el calor de la corteza y su resina, que les da su color y evita que otros depredadores naturales las ataquen. Cuando los primeros rayos empiezan a asomarse y la temperatura sube, las mariposas despiertan. Poco a poco despliegan sus alas y empiezan a volar, llenando el bosque de su característico color naranja.
Estás en el santuario de Piedra Herrada, el más cercano a Valle de Bravo y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, donde la comunidad se ha dado a la tarea de cuidar y preservar la casa temporal de una de las migraciones más hermosas que tienen lugar en el planeta. La mariposa Monarca es un ejemplo de resiliencia en su viaje desde Canadá: recorre más de 4 500 kilómetros guiada sólo por el rastro de las feromonas, recordándonos que para la naturaleza no hay fronteras.
En su paso poliniza miles de plantas; esto la convierte en una especie fundamental para el equilibrio de los ecosistemas. Su llegada coincide con el Día de Muertos, de ahí que la gente de la región crea que son las almas de los difuntos. Durante cuatro meses, los ejidatarios de San Mateo Almomoloa obtienen parte de su sustento con los recorridos por este santuario que los llena de orgullo y los compromete con su resguardo: esta especie está en categoría de riesgo y sujeta a protección especial, por lo que el respeto al entorno es fundamental.


Es mediodía. De pronto, en la carretera, los autos disminuyen su velocidad y prenden las luces intermitentes. No entiendes el motivo hasta que empiezas a ver las primeras mariposas que luego se convierten en cientos. Bajas las ventanillas, sacas la cabeza, quieres detenerte para disfrutar en pleno el espectáculo. Entras al santuario y en cualquier espacio en el que haya agua ves que hay más mariposas de las que puedas contar. Luego escuchas un murmullo y guardas silencio. Son las mariposas que, con su aleteo, te están llamando.