Bardas llenas de flores, calles empedradas y un magnífico museo harán que siempre quieras volver a esta población.
Todo el año
- Museo Universitario Dr. Luis Mario Schnaider (Amajac s/n, Barrio de Santa Mónica. M-D 10 a 18 h)
- Centro Ceremonial Cuauhtinchan, zona arqueológica (Amajac s/n, Barrio de Santa Mónica. M-D 10 a 16 h)
- Hacer rapel, parapente o escalada en roca en el Parque Ecológico MaliKualli (Prol. Pirul s/n, Barrio San Juan. L-D 8:30 a 16:30 h)
- Recorrer las diversas pinturas rupestres y petrograbados que hay en los cerros de los alrededores.
Tallas en madera de René Martín (Av. Morelos 10, Barrio Santa María. V 12 a 19 h, S-D 10 a 20 h)
- El complejo Ecoturístico MaliKualli (Av. Progreso 11, Barrio de San Juan, www.malikualli.com) ofrece servicio de hotel, campamento, glamping y un pequeño departamento
- Las Cúpulas Pequeño Gran Hotel (Miguel Negrete 201. WA 714 147 0644, FB @LasCupulasResidencial)
Malinalco es un lugar para caminar sobre piedras y puentes. Sus fachadas te contarán historias de antaño y en sus flores hallarás un tapiz de numerosos colores.
En los 90, el escritor Luis Mario Schneider expresó su deseo de fundar un museo y conservar su biblioteca para beneficio de la comunidad, heredando su patrimonio a la Universidad Autónoma del Estado de México. El museo que lleva su nombre es un compendio de la vida e historia de este Pueblo Mágico y su punto de partida es el Malinalco prehispánico. No debes perderte la réplica exacta del Cuauhcalli –el recinto original está en la zona arqueológica y no se puede entrar–, la maqueta del convento agustino y las imágenes de sus frescos, la colección de mariposas, el espacio dedicado a Las Truchas y la representación del tianguis, con sus puestos a ras de suelo y medidas como cuartillos y cuarterones.
Muy cerca está el Centro Ceremonial Cuauhtinchan, hogar del Cuauhcalli, un templo monolítico único en Mesoamérica, donde se efectuaban las ceremonias iniciáticas para los guerreros águila y jaguar. Disfruta la caminata hasta la cima, rodeado de vegetación caducifolia.
Malinalco también es hogar de René Martín Flores, quien utiliza la madera para dar vida a los huéhuetl, los teponaxtles y los palos de lluvia. Las lagartijas fueron la primera inspiración del artista, en una infancia en la que recorría los caminos para encontrar leña, y hoy sus manos son la herramienta que le permite homenajear a la cultura, la historia y la geografía de Malinalco.



Este pueblo también es un destino increíble para caminar o practicar el rapel en sus paredes naturales. MaliKualli es un complejo ecoturístico integrado por personas comprometidas con la comunidad y la preservación del medio ambiente. Si quieres descubrir a profundidad este Pueblo Mágico, no dejes de contactarlos pues tienen la combinación perfecta entre aventura, cultura y ecoturismo.